El accionar de Ostfield no corresponde a su trabajo diplomático cuando su conducta viola leyes internas del país en que presta servicios. El embajador se empecina en tratar de implantar una agenda LGTBI impulsando la unión homosexual, cuando la propia constitución nacional de la República del Paraguay dispone que lo permitido es la unión del hombre y la mujer y que la familia es una institución reinvindicada como piedra angular de la sociedad.
El accionar de Ostfield no corresponde a su trabajo diplomático cuando su conducta viola leyes internas del país en que presta servicios. El embajador se empecina en tratar de implantar una agenda LGTBI impulsando la unión homosexual, cuando la propia constitución nacional de la República del Paraguay dispone que lo permitido es la unión del hombre y la mujer y que la familia es una institución reinvindicada como piedra angular de la sociedad.
A ese respecto nuestra Carta Magna dispone: “La familia es el fundamento de la sociedad. Se promoverá y se garantizará su protección integral. Esta incluye a la unión estable del hombre y de la mujer, a los hijos y a la comunidad que se constituya con cualquiera de sus progenitores y sus descendientes”.
El embajador Marc Ostfield debe ser respetuoso de nuestra constitución y nuestras leyes internas, pero por sobre todo debe respetar nuestra soberanía, porque desde que llegó al país se mostró ajeno al cumplimiento de nuestras normas al que se debe someter como cualquier persona que pisa nuestro suelo patrio.
Ostfield viola abiertamente los postulados constitucionales de nuestra patria y no contento con ello, hace alarde del pisoteo como si estuviera encima de ella, llegando al colmo de ir a postear en redes sociales una fotografía frente a nada más y nada menos que el Oratorio de Nuestra Señora de la Asunción y Panteón Nacional de los Héroes de la Nación, donde descansan los restos del Mcal. Francisco Solano López, el Mcal. José Felix Estigarribia entre otros prohombres de nuestra nación quienes ofrendaron sus vidas para que países extranjeros no puedan colonizarnos y sigamos existiendo como nación y República.
Todo estos abusos que comete el diplomático se debe especialmente a la complacencia y el libertinaje que le otorga el gobierno liderado por Mario Abdo Benitez quien le permitió hacer cualquier cosa a su antojo, desde pisotear la constitución nacional, hasta inmiscuirse en asuntos políticos internos tratando de imponer incluso un presidente de la oposición de su preferencia.
Esto es un secreto a voces y el propio expresidente Horacio Cartes acusó a Abdo y Ostfield de estar detrás de su designación y tratar de fulminarlo políticamente usando la estructura del poder estatal y foráneo para ello. Hasta el ex presidente Donald Trump manifestó su preocupación de cómo el Dpto. de Estado de los EE.UU. se entrometió en políticas internas de países latinoamericanos, tratando de imponer gobiernos a su medida, en abierta alusión a nuestro país.
Ojalá con el nuevo presidente Santiago Peña, este personaje pueda ser reemplazado y vaya a un país donde si las leyes le permitan hacer uso y abuso de la ideología que enarbola y que entienda que en este país, lo que propugna está prohibido por la ley madre.