Espiar a través de la cerradura virtual del teléfono a los periodistas es el deporte favorito de algunos fisgones consuetudinarios que son capaces de dar lo que no tienen con tal de satisfacer sus extraños deseos que rayan la obcecación y la concupiscencia. Son voyeristas por el placer y el delito propiamente dicho.
Vichear a las personas se ha vuelto más fácil con los recursos tecnológicos a mano, sobre todo con los apepés al alcance del usuario que, por decir, desea iniciar un seguimiento a la pareja.
En las parejas, por celos, el espionaje es más viejo que andar a pie, no por eso admisible por la ley.
A propósito, en los últimos días saltó al tapete las pesquisas que un grupo de delincuentes venía realizando contra dos periodistas. Fue –y es – un escándalo y sobre todo comprometiendo a los liberales ya que las autoridades detectaron que quienes andaban acosando a los comunicadores resultaron ser referentes inmediatos del mismo presidente del PLRA, Efraín Alegre.
¿Cuál es el verdadero motivo del espionaje del efrainismo contra los periodistas?, lo sabrán los malhechores, no serían como las parejas por cuestiones pasionales sino por algo más truculento que no logramos identificar pero que, de todas maneras, constituye un delito grave.
De buenas a primera la impresión que provoca este caso es que 1)- El PLRA anda perdido, a la deriva; 2)- Efraín Alegre reafirma con este escándalo su liderazgo negativo que, de hecho, ya se reveló con su rebeldía en a)- aceptar los resultados de las urnas en las elecciones del 2018 y; b)- su activa participación en la manifestación contra el Parlamento Nacional que terminó con el incendio de proporciones.
No le será fácil al PLRA cargar con el muerto. En menos de dos años, Alegre instaló el desconsuelo en no pocos de sus afiliados iniciado en su alianza con Frente Guasu para las elecciones del 2018, cuyo pensamiento político (el de FG) es completamente diferente al espíritu del partido de Cecilio Báez, Manuel Gondra, Eduardo Schaerer, Eusebio y Eligio Ayala entre otros grandes de sus fundadores.
Alegre pone la soga al cuello de su partido. En cualquier país donde la ciudadanía es consciente de sus obligaciones y derechos, exigen la inmediata renuncia del presidente del Partido, tal como ocurrió con el mismo Richard M. Nixon que por acechar desde el poder a sus adversarios terminó dimitiendo en la noche del 9 de agosto de 1974.
Desde los sucesos del 31 de marzo de 2017, el partido dirigido por Alegre no puede sacarse de encima el estigma del incendio causado por las barras bravas del efrainismo, por patoteros profesionales y por la comprobada participación en el disturbio del mismo partido liberal.
Antes de cicatrizar la herida, ahora de nuevo en el escenario político cometiendo un nuevo alboroto, espiando a dos conocidos periodistas del país, uno de ellos afiliado al Partido Liberal ¿A dónde quiere llegar Alegre con la violencia como estrategia política?, no lo sabemos, quizás ni él, un rebelde sin causa, un borrón entre los azules, un ninguneado por el destino.