Desde la peana periodística, algunos intentan entronizar con extravagante insistencia la bufonada idea de que Julio Mazzoleni, el ministro de Salud Pública y Bienestar Social (MSPBS), es el responsable de las irregularidades que se van detectando en la compra de insumos médicos con lo que se tertulian distintas y desatinadas reflexiones ciudadanas.
A medida que las investigaciones a cargo de las instancias respectivas van avanzando caen las piezas comprometidas con la corrupción que pone en dudas a todo el sistema de gobierno pero, sin embargo, ni el presidente Abdo ni el ministro de Salud ni la Fiscalía ni otros estamentos dejan de bajar el pulgar a todos aquellos funcionarios sospechosos de andar a la caza de algunas ventajas particulares.
La mezcla de chinchorrerías expuestas en ciertos medios de comunicación con la maquiavélica intención de desgastar tanto al presidente como al ministro con oscuras intenciones finales, deja de crear la falsa efectividad a medida que los frutos podridos son separados de las cajas conteniendo a los sanos.

Más que nunca las autoridades encargadas de esclarecer quiénes son los verdaderos responsables de echar a rodar la corrupción que no solo habla bien de Abdo y Mazzoleni sino del país todo ante la comunidad internacional que sigue los pasos, sobre todo del crédito de 1.600 millones de dólares otorgados por organismos internacionales a Paraguay para enfrentar a la pandemia.
Pese al juego limpio con que actúa la Fiscalía y el mismo Poder Ejecutivo en la tarea de transparentar todo gestión financiera acarreada por la emergencia es notorio el intento de algunos por embarrar la cancha, por puro amor a la casaca de los viles, desde tabucos oscuros en base a argumentos que, de todos modos, sobre la marcha, se van desentrañando, explicando y clarificando si no por el mismo presidente a través del mismo Mazzoleni.
Algunos no digieren el éxito logrado hasta ahora a partir del manejo de la crisis del ministro; no asimilan la cada vez más evidente ética formalista, rígida y severa del hasta hace menos de dos años desconocido médico. Por eso la campaña sucia activada por los randas en el vano intento de desestabilizar no solo la campaña de prevención sanitaria sino al mismo gobierno.
Cuanto se nota en la aventurera expedición hacia el embarre al ministro y, desde luego, al gobierno, no es sino el pespunte típico de algunos políticos, de personas claves –chureros de la democracia – instalados dentro o fuera del poder, pero que no son ellos los que mueven los hilos ni abren la boca sino son los murmuradores del periodismo, los únicos responsables de buscar y “encontrar” la quinta pata al gato.
Bienvenida la tarea periodística en pos de ventilar la irregularidad en la que estén involucrados el ministro y el presidente solo que antes de iniciada la labor de la prensa ambos, Abdo y Mazzoleni les madruga informando personalmente que tales o cuales irregularidades están en proceso de investigación en las instituciones respectivas.
De la buena gestión de este gobierno depende que salgamos o no vivos en la lucha contra la pandemia. Todos los signos demuestran que vamos bien, que, pese a la falta de experiencia, el Paraguay no registra sino hasta hoy no más de 10 fallecidos y bajos índices de casos positivos respecto a otros países donde aumentan los fallecimientos y sus hospitales están colapsados. Por lo que, finalmente, un llamado a la cordura a algunos periodistas resulta oportuno no tanto por amparar, justificar y apoyar a un secretario de Estado sino porque los resultados alcanzados hasta ahora cantan por sí solos y la clarificación de las gestiones de gobierno se expone a diario ante la ciudadanía.