¿Darwinismo social como política de Gobierno en el área salud?

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El Dr. Felipe González, a recomendación del futuro ministro de Hacienda Carlos Fernández Valdovinos, fue elegido días atrás por el presidente electo Santiago Peña para ocupar el cargo de ministro de Salud en el próximo gobierno. Pero en su primera intervención de porte mediático, presentando a los que serían sus colaboradores más cercanos desde los viceministerios, el médico realizó desafortunadas declaraciones dejando al descubierto una política de gobierno insensible para los enfermos y en especial para los padecen dolencias terminales, basándose en que el ahorro para el Estado es más importante que dar un tratamiento digno a los pacientes crónicos con pocas posibilidades de supervivencia, ya que invertir en ellos sería solo un gasto que no beneficia a las arcas del Estado.  


La de por sí difícil situación de las personas que soportan enfermedades catastróficas, cuya asistencia deficitaria por el sistema de salud en cuánto a suministro de drogas paliativas, se vio en riesgo ante las declaraciones del Dr. González, de especialidad anestesiólogo.

Muchos de estos compatriotas enfermos solamente tienen fuerzas para vivir gracias a la esperanza de ser atendidos por lo menos en los pobres servicios de salud pública y que alguna vez puedan curarse, sin embargo, con las indignantes declaraciones del futuro ministro que no fue, se cerró cualquier posibilidad de sanidad para siempre. El director del Ineram dijo que se debía analizar el gasto que se hace en pacientes terminales, en cuanto a medicamentos costosos, ya que finalmente no se recuperan pese al elevado tratamiento farmacológico. Insinuó que sería mejor gastar en aquellos que tienen más posibilidades de vivir.  

Las voces de protesta no se hicieron esperar y estallaron en redes sociales así como en la prensa oral, escrita y televisiva y es que el Dr. González proponía como política de salud del futuro gobierno un Darwinismo Social y que sobreviva el más fuerte, erigiéndose en una autoridad que elegía quienes podrían vivir o peor aún, quienes debían morir.

La respuesta del presidente electo Santiago Peña no se hizo esperar y destituyó a González antes siquiera de asumir el próximo quince de agosto. La acción de Peña fue valorada por la población y gremios y ojalá esto sea una constante para el pueblo, mirando a otros ministros y administradores de entes que también sean medidos con la misma vara ante hechos de relevancia que afecten la cosa pública.

Ahora se está buscando quien puede tomar las riendas de esta cartera sensible e importante por aquello de que la salud del Pueblo es la suprema ley. Ojalá el o la elegida sea consciente del compromiso que debe asumir, de lo contrario Dios y la Patria se lo demandarán.

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