Hay un tema que merece todo un Editorial y debates en las Universidades de Comunicación. El hecho hoy corre por las redes. Es la denuncia de un fiscal que tiene encima toda una inusual campaña de un periodista que no permite la otra voz. Ni prueba lo que dice.
Lo primero que salta acá es la violación de parte del periodista de preceptos básicos de la libertad de prensa. Los videos en las redes confirman que el periodista se atrinchera en su micrófono y usa a operadores y guardias para no recibir la otra voz.
En la Dirección de la radio tienen como fundamento a tanta grosería que Roberto Pérez, el periodista, es dueño del espacio. ¿ Comprar el espacio es la licencia para la impunidad y la malicia?. La respuesta es no. Es más, ese tipo de periodista no hace bien a esa radio. A no ser que tenga alguna directiva donde no IMPORTA la imagen de la prensa.
Valga este hecho para mostrar el mal momento de un sector de la presa. Mejor dicho, el mal camino por lo que andan algunos periodistas. Éstos, acicateados o movidos por alguna apetencias o directiva golpean, como se puede ver, el noble oficio de informar y sin delicadeza meten a todos a todos los comunicadores en la misma bolsa de la campaña de extorsión y chantaje.
Vale recuperar la cordura y saber observar quiénes son los periodistas con autoridad para criticar o hacer campañas investigativas. Es que hay quienes, lastimosamente, tienen más antecedentes y en caso de ser investigados tienen más peros y mañas que varios de los pelechos hoy acusados en la misma Justicia.
¡ Así no, Pérez!