Japón, que acogió el pasado viernes los trabajos preparatorios de la 9ª Conferencia Internacional de Tokio sobre el Desarrollo de África (TICAD9), reiteró de manera enfática su no reconocimiento de la entidad separatista del «polisario».
Durante la sesión plenaria, el ministro delegado japonés de Asuntos Exteriores, Fukazawa Yoichi, subrayó que la intrusión del «polisario» en esta reunión «no altera en absoluto la posición de Japón». El país asiático ha reafirmado oficialmente su rechazo a tales comportamientos.
Este incidente podría llevar a varios países africanos a reconsiderar la presencia del «polisario» en sus filas, dado que su participación comienza a envenenar las relaciones de la Unión Africana con sus socios internacionales.
En un nuevo episodio que pone de manifiesto la naturaleza manipuladora del régimen argelino, miembros de la banda separatista del “polisario» lograron infiltrarse en la cumbre Japón-África, en un intento desesperado por otorgar legitimidad a su entidad no reconocida internacionalmente. Una vez más, el régimen militar argelino no dudó en respaldar esta maniobra, proporcionándoles pasaportes diplomáticos argelinos y presentándolos como si fueran diplomáticos oficiales.
Este escándalo se enmarca en las reuniones de ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Africana y Japón, que comenzaron el 24 de agosto de 2024, como parte de la Conferencia Internacional de Tokio sobre el Desarrollo de África (TICAD). Estas reuniones, de vital importancia para las relaciones afro-japonesas, tienen como objetivo promover el desarrollo sostenible en África y fortalecer la cooperación en diversos ámbitos. Sin embargo, la participación ilegal del “polisario” en este evento ha desviado la atención hacia una polémica innecesaria, provocando un fuerte rechazo por parte de la comunidad internacional.
Esta acción subrayó la falsedad de la incursión y la distorsión de la realidad que el grupo intenta imponer. Japón, como país anfitrión, se mantuvo fiel a su postura de no reconocer a entidades no avaladas por la ONU, confirmando que no había invitado a los representantes del Polisario y que su presencia en la cumbre fue un acto de infiltración sin respaldo oficial.
Esta farsa diplomática del Polisario, auspiciada por el régimen argelino, no es más que un intento desesperado por crear una ilusión de legitimidad en un escenario internacional cada vez más adverso. Lejos de alcanzar sus objetivos, esta acción culminó en una vergonzosa expulsión de la cumbre.