El ahora renunciante diputado Orlando Arévalo ya estaba en la cuerda floja apenas estalló el escándalo de los audios del fallecido Lalo Gomes que evidenciaron un esquema de sobornos, ligado a la construcción de su mansión que se pagó en efectivo y con un tufo a lavado de dinero. El primer error del legislador lambareño fue hacer llegar amenazas a sus pares de la bancada de HC de que «tiraría mierda al ventilador» en caso de que prosperara su pérdida de investidura. El famoso: «Si me voy yo, arrastro a los que puedo», según comentaron fuentes de Honor Colorado. Las ganas de ayudarlo se esfumaron en ese mismo momento.
Por Daniel Ortiz @DanyOrFe
El segundo error fue ignorar la recomendación de llamarse a silencio hasta que se aquieten un poco las aguas. Contrariamente, Arévalo accedió a una entrevista exclusiva desde su mansión con Radio Ñanduti, exponiéndose a preguntas cuyas respuestas iban a dar más tela que cortar a los medios de prensa para los próximos días. Lejos de mostrarse sumiso ante cámaras, expuso su soberbia, que lo terminó condenándolo dentro de su movimiento.
Lo que más disgustó «en el quincho» fue que Arévalo dijo al aire que el juez Osmar Legal es un hombre de los Estados Unidos, haciendo mención al pink que siempre usa el magistrado en su traje. Dio a entender además que la Embajada de EE.UU. estuvo involucrada en la campaña en su contra. El comentario hacia el país del norte del representante del cartismo vino de contramano totalmente en momentos que se busca un acercamiento con el Departamento de Estado (Marco Rubio) para conversar sobre las sanciones hacia Horacio Cartes.
Otra declaración que hizo Arévalo en Ñandutí y que terminó hundiéndolo fue la acusación contra las fuerzas de seguridad del Gobierno de Santiago Peña (Policía Nacional) de que cometieron un magnicidio (asesinato del diputado Lalo Gomes) en complicidad con el juez Legal. Que esto salga de la boca de un diputado oficialista sin duda rebota en los radares internacionales y arruina el trabajo de ir a buscar inversión en el extranjero.
Apenas había ocurrido la muerte a balazos de Lalo Gomes en su propia habitación en agosto del 2024; el grupo de diputados de HC pidió la cabeza de Enrique Riera y el comandante de la Policía, lejos de tener eco favorable tal pedido, el vicepresidente Pedro Alliana salió a cortar de raíz tal intención, manifestando el total apoyo del Gobierno al ministro del Interior. Desde entonces, ningún legislador cartista volvió a hablar del tema, hasta el viernes que Arévalo volvió a acusar ante el micrófono de Ñandutí a la Policía a cargo de Riera de eliminar al diputado pedrojuanino. Este detalle sumó para la bajada de pulgar, señalaron nuestras fuentes.
En momentos de crisis, la desesperación y la soberbia no son buenas consejeras, sobre todo para los que padecen una ambición desmedida. Árevalo nos dio un buen ejemplo de ello y puede servir de lección a aquellos que están mirando desde los helicópteros.