Por Ing. Guillermo López Flores *
La política no es meritocrática o lo que se entiende por “merito” en la política es diferente al del individuo común criado en la moral y la ética.
“No es que los pueblos tengan los gobiernos que se merecen, sino que la gente tiene los gobernantes que se le parecen”, corrigió André Malraux a Joseph de Maistre, autor de la famosa frase: “El pueblo tiene el gobierno que se merece”.
La ciencia, la técnica, la gerencia, la operación, etc. operan con principios lógicos, racionales cartesianos que tienen el aplomo insobornable de la ley de la gravedad.
La política, en cambio, es el arte de sumar voluntades para provocar cambios en la sociedad teniendo en cuenta que las opiniones, a menudo, no coinciden con las mediciones de la realidad y que los intereses cambian de mano con más rapidez que la falsa moneda. Las dificultades para hacer compatibles estos dos criterios están en el origen de la frustración que han dejado tras de sí los intentos que ha habido de aunar ciencia y política desde que Platón propusiera hace 25 siglos su «gobierno de los sabios».
¿Hay motivos para pensar que ahora, ante el pasmo general que ha causado la mayor pandemia de la que hay memoria, los políticos y los científicos van a saber entenderse para construir un mundo mejor?
Platón en «La República», proponía la Sofocrácia, o el gobierno de los sabios (originalmente llamado «aristocracia», «gobierno de los mejores»). Oclocracia o gobierno de la muchedumbre «poder de la turba») es una de las formas de degeneración de la democracia.
Los científicos, es el nombre con el que se dio a conocer un grupo conformado por representantes de la burocracia, terratenientes, latifundistas, comerciantes e intelectuales que representaban la clase más elevada durante largo gobierno de Porfirio Diaz en México. Los Científicos, llamados así por ser partidarios de la Teoría Positivista de Augusto Comte (la cual afirma que el único conocimiento auténtico es el científico), desempeñaron un papel importante en la política, pues dirigían la administración del Estado, empleando para ello presumiblemente métodos científicos.
El filósofo canadiense Alain Denault analiza esta premisa en Mediocrácia. Cuando los mediocres llegan al poder (2019). Si la meritocracia es el gobierno de los mejores, la mediocracia sería el gobierno de los mediocres. Alerta Deneault, filósofo que enseña Pensamiento Crítico en Montreal. Según él, la razón principal es que el sistema no favorece que sobresalgan los mejores ni los más brillantes, sino aquellos que no molestan demasiado al statu quo. El problema dice que es común en Occidente.
Los tiempos han cambiado. Nadie ha tomado la Bastilla, ni ha prendido fuego al Reichstag, el Aurora bolchevique no ha disparado una sola descarga.
Y, sin embargo, se ha lanzado el ataque y ha tenido éxito: LOS MEDIOCRES HAN TOMADO EL PODER.
* Guillermo López Flores es Ingeniero en Electricidad y consultor
- Ingeniería Eléctrica. 1978. Ingeniero Electricista. Universidad Tecnológica Nacional – UTN, Santa Fé, Argentina.
- Electrical Power System Planning and Analysis. Master of Science Course, Diploma Degree. 1985/86 – UMIST- University of Manchester Institute of Science and Technology, Manchester, Inglaterra